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lunes, 8 de febrero de 2016

#Formacarm 4 años después

Hace casi cuatro años que entre, por primera vez, a la plataforma de formación en línea de la Región de Murcia , form@carm y mucho ha cambiado desde entonces. Para empezar, la oferta de cursos se ha ampliado considerablemente y también se ha migrado de plataforma de gestión, de Joomla a Moodle.
Los cursos se han clasificado en nueve categorías: Contabilidad y nóminas; Idiomas; Habilidades profesionales; Informática e Internet; Ofimática Microsoft; Ofimática (otros); Empresa digital; Diseño; Programación; Empleados públicos CARM.Algunas de estas categorías deberían ser revisadas, ya que algunos cursos podrían clasificarse en varias de ellas y la separación de algunas de ellas no parece justificada suficientemente. Por ejemplo: "Ofimática Microsoft" y "Ofimática (otros)". Además, la denominación "Informática e Internet" tampoco parece acertada, pues casi todos los cursos están relacionados con la Informática y no parece que tenga sentido que "Introducción a las Redes Sociales" esté en una categoría diferente a "Analítica web y de Redes Sociales". Por otro lado, podría añadirse una segunda clasificación que permitiera clasificar los cursos por niveles de complejidad e incluso podría plantearse el uso de una taxonomía que clasificara estos elementos por temas más específicos como "redes sociales", "contabilidad", idiomas",  "administración eletrónica", "aplicaciones ofimáticas"o "gestión empresarial".
En cuanto al contenido de los cursos, me he inscrito en "LinkedIn: red social para profesionales", para profundizar en su análisis. Un elemento muy positivo es que, antes de inscribirte, puedes ver el temario del curso, la duración prevista y el número de días en que la plataforma estará habilitada para que lo lleves a cabo. En este caso, el curso dura 15 horas y tienes 40 días para realizarlo.
Una vez dentro, el curso se organiza por unidades de aprendizaje, que constan de: 
  • Un área de visualización de contenidos: aquí los subapartados se suceden uno detrás de otro, con vídeos que tratan sobre el contenido en cuestión y una voz en off que va explicándolo. A veces se proporcionan elementos para profundizar en un aspecto en concreto. Además, hay cierto grado de interacción, pues se tiene que pulsar algún botón en la pantalla
  • Un resumen en documento PDF, de lo que se ha visto en el área anterior
  • Una o varias tareas complementarias y sus soluciones
  • Un ejercicio de autoevaluación
Después, de forma independiente a las unidades de aprendizaje también hay:
  • Una evaluación final, a realizar una vez superados los ejercicios de autoevaluación de cada tema
  • Otras tareas complementarias y sus soluciones
  • Un apartado de FAQs
  • Un glosario con términos tratados en el curso
Un aspecto negativo, a mi entender, es que el curso sólo se considera superado si: 1) has visionado cada uno de los vídeos de cada uno de los temas; 2) has superado cada ejercicio de autoevaluación; 3) has superado la evaluación final. Creo que, dependiendo del curso, el primer aspecto no debería tenerse en cuenta, pues puede que personas, como yo, prefieran leer los contenidos en PDF y "trastear" el objeto de estudio, en este caso la red profesional Linkedin. Los vídeos llegan a ser algo lentos.
Una vez realizado todo, si superas los ejercicios convenientemente, obtendrás un certificado como el de la imagen, con un código de verificación que asegura su autenticidad.
Diploma form@carm del curso "LinkedIn: red social para profesionales"
Es evidente que la plataforma ha mejorado, pero aún puede ir mucho más allá. Por ejemplo, algunos cursos se han habilitado para su acceso desde Tablets, lo que debería extenderse a la mayoría. Tampoco estaría demás mejorar los documentos PDF, ofreciendo información más detallada de los contenidos tratados en cada unidad. Quizá (y no tengo ni idea de cómo de complicado sería esto), se podría llegar a un acuerdo con LinkedIn para que los certificados de estos cursos, como con Coursera, se pudieran añadir automáticamente a nuestro perfil en la red profesional.
Y ya puesta a pedir, tampoco estaría demás saber quién ha desarrollado los contenidos. Se trata de un aspecto a considerar por el alumnado que, conociendo al profesorado, puede tener una idea de la calidad del curso.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Situación y desarrollo profesional en la Región de Murcia. Comentarios personales

Participantes de la primera mesa de las Jornadas
Esta mañana he participado en la mesa redonda titulada Situación y desarrollo profesional en la Región de Murcia, celebrada en el marco de las jornadas Asociacionismo y desarrollo profesional, situación y perspectivas. Las jornadas han sido organizadas por ANABAD Murcia, en la Facultad de Comunicación y Documentación de la Universidad de Murcia, 14 de diciembre de 2015. En esta mesa han participado (por orden de exposición):
  • Rafael Fresneda, Director del Archivo Regional de Murcia.
  • Antonio Prats, Director de la Biblioteca Regional de Murcia
  • Remedios Sancho Alguacil, Presidenta de ANABAD-MURCIA
  • María José Baños Moreno, Ex-Vicepresidenta y miembro de INDEX-MURCIA
  • Modera: Mª Dolores Borgoñós , Jefa de Servicio de la Biblioteca del Campus de Espinardo.

La información aquí contenida se basa en la bibliografía indicada al final del post y, muy especialmente, por la experiencia vivida, tanto a nivel de asociada a Index Murcia (Asociación de Profesionales de Información y Documentación) como profesional. Algunas de las cosas que comento no las he presentado tal cual, puesto que ya habían sido expuestas por otros participantes de la mesa.

Situación y desarrollo profesional en Información y Documentación en la Región de Murcia


Las profesiones derivadas del Grado de Información y Documentación, que aúna las anteriores Diplomatura de Biblioteconomía y Documentación y Licenciatura de Documentación, atraviesan una crisis económica, formativa, de colegiación-asociación y de imagen social. Todas ellas no son nuevas, persisten en el tiempo y se han agudizado en los últimos años con la caída de oportunidades laborales. Los motivos son variados y complejos, pero podemos, bajo mi punto de vista, concentrarlos en cuatro aspectos:

1) Formación universitaria


El número de estudiantes de la carrera desciende año tras año, de forma generalizada en todo el país. Se ha comentado, de hecho, que en la Universidad Carlos III, de Madrid, sólo imparte docencia en línea. La Región de Murcia sigue esta tendencia. Es evidente que hay varios aspectos relacionados: subidas de tasas, desempleo, falta de expectativas laborales, etc. Por otro lado, aprovechando el cambio del sistema educativo, según recogen varios artículos, se intentó atajar este problema con una nueva oferta educativa, ¿adaptada a las necesidades empresariales? Probablemente no lo suficiente.

Viendo el plan de estudios del Grado, aún echo en falta la profundización en conocimientos que serán de utilidad en el mundo laboral (limitado prácticamente al sector privado): gestión archivos de empresa, auditoría de sistemas de información (familia ISO 9001:2015), diseño de sistemas de información en PYMES, gestión de redes sociales y un amplio etc. Desde el Doctorado en Gestión de Información y con un proyecto de tesis centrado en el desarrollo de una ontología, incorporaría además conocimientos que ya son auténticos yacimientos de empleo, que están siendo ocupados por profesionales vinculados al área de informática: web semántica.

Añadiría también otro problema, la denominación del título. ¿Quién sabría a que se dedica una graduada en Información y Documentación? ¿Ha podido esto contribuir de alguna forma al descenso del número de matrículas?

2) Mercado laboral

Ahora salgamos de la Facultad. ¿A qué te enfrentas? Probablemente al inhóspito mundo del desempleo. No nos engañemos, en época de vacas gordas nuestra profesión ya estaba precarizada y la crisis económica de la que habla todo el mundo (habría que ver si es una crisis u otra cosa) sólo ha agravado la situación. Algunos apuntes desde la experiencia personal:
  • Escasez (cuando no ausencia total) de oposiciones vinculadas al área, en todas las administraciones. Además, cuando se convocan, no siempre se exige una formación específica. En otras ocasiones, como se ha apuntado durante la mesa, se recurre a una infracualificación de los puestos de trabajo, teniendo auxiliares de bibliotecas o de archivos como máximos (y únicos) responsables del centro.
  • Externalización de servicios del sector público. Esto casi ya se había convertido en una costumbre y está o ha estado durante mucho tiempo en municipios de la Región (Murcia, Molina de Segura, Lorca) e incluso a nivel de Comunidad Autónoma (Biblioteca Regional). Por otro lado, abundan los contratos por debajo de la cualificación requerida y en condiciones de alta temporalidad o con jornadas laborales de 2 o 3 horas al día (y no toda la semana). ¿Quién haya trabajado como auxiliar de bibliotecas y estaba sola en el centro? ¿Quién ha trabajado por 5€/hora? Hoy hay gente cobrando todavía menos. Gracias a esa misma reducción de la cualificación requerida, se amplia el abanico de personas que acceden a estos precarios puestos de trabajo. Muchas veces proceden de formaciones totalmente ajenas al sector profesional. 
  • Aún podemos encontrar dos variantes “gratuitas” de esta precarización de puestos de trabajo en el sector “público”:
    • Parados de larga duración o desempleados a los que se contrata y ubica en bibliotecas, manteniendo su prestación. No suelen tener formación ni experiencia en bibliotecas
    • Voluntarias. Hace apenas dos semanas participé en las Jornadas “Cartagena: cultura y municipio”, donde se creó una comisión “Lectura, libro y bibliotecas”. Las participantes hablaban de la necesidad de abrir nuevos centros de lectura y bibliotecas con voluntarias. Todavía cuando se piensa en bibliotecas, se piensa en la inversión en edificios y libros, pero no en profesionales.
  • Las becarias, prácticamente han desaparecido. Así, por ejemplo, hace tiempo que no las hay en la Consejería de Presidencia, donde tuve la oportunidad de trabajar como becaria de Documentación de medios de comunicación escrita y aprendí mucho.
  • En el sector estrictamente privado, creo, el gran problema es el desconocimiento de la carrera y de las competencias vinculadas a la misma. Durante un tiempo conseguí trabajar en una fábrica con más de 150 trabajadores. En ese periodo organicé el archivo final de la empresa, el sistema de información y fuimos auditados dos veces para renovar el certificado ISO 9001 de la empresa. También buscaba información para la dirección de la empresa y realizaba algunos informes basados en la gestión de la documentación de la fábrica. Nuestra mejor tarjeta de presentación son las competencias adquiridas en la carrera y en formación continua. Ocurre que no conseguimos entregar la tarjeta.
  • Por otro lado, los puestos de trabajo clásicos (bibliotecarias, archiveras) aún hay quién las vincula a otras titulaciones, como Historia y, si las relacionan con el Grado de Información y Documentación, reducen las salidas laborales de este Grado a sólo estos puestos. Varios artículos e informes hablan de yacimientos laborales como community manager, digitalización de documentos, auditoría de sistemas de información, archivos de empresa, periodismo de datos, etc.
  • Desgraciadamente, pocas veces estos puestos de trabajo están adecuadamente remunerados.

3) Imagen social

Pocas personas conocen la profesión en toda su potencialidad, más allá de los puestos clásicos. Y tampoco es que se tenga muy claro qué hace una bibliotecaria, una archivera, mucho menos, una documentalista. Contaba Rafael Fresneda, director del Archivo Regional que la imagen social es positiva está vinculada al edificio y a la calidad de los servicios. Estos dos aspectos, sin duda, tienen mucho que ver, pero esto sólo es posible en el caso de estos dos puestos de trabajo clásicos y hoy casi imposibles de acceder, salvo en situaciones concretas de servicios externalizados.

El problema crece cuando, desde los centros de trabajo, desde la Facultad y desde las Asociaciones no se potencia la comunicación hacia grupos de interés: empresas, lectores, personas que necesitan información, en distintos ámbitos y desconocen que existe un profesional que puede ayudarle.

4) Profesión. Intrusismo y falta de reivindicación

Este apartado está muy relacionado con los anteriores. Posiblemente, la mayor parte de este apartado podría ser incluido en el del mercado laboral.

  • Uno de los principales problemas de la profesión es el intrusismo, que es doble:
    • Por un lado, se hay quien sigue vinculando determinados puestos con otras titulaciones universitarias, asumiendo que éstas tienen, hoy día, las asignaturas necesarias y suficientes para ejercer como bibliotecarias, archiveras, documentalistas, gestores de información, etc. Esto ocurre, especialmente en el mundo archivero, para quienes proceden de Historia o Filología. Una solución podría ser un máster que especializara a estas graduadas. Habría que tener en cuenta que:
      • La inmensa mayoría de los archivos no son archivos históricos
      • El libro Blanco de la titulación vincula las competencias archivísticas, como apuntaba el decano de la Facultad, Francisco Javier Martínez Méndez, al Grado de Información y Documentación
      • Existiendo una formación específica, ¿no es lógico, entonces, exigir esa formación específica en oposiciones de puestos a los que se vincula dicha formación?
    • Otras profesiones más modernas, también están ejerciendo tareas relacionadas, que acaban solapando y/o absorbiendo la función del profesional de Información y Documentación. Por poner algunos ejemplos cercados:
      • Administrativas en función de archiveras,
      • Informáticas para el diseño de sistemas de información
      • Economistas en la evaluación del funcionamiento de estos sistemas
      • Periodistas en la gestión de contenidos.
  • Relacionado con esto, un punto clave en el debate, generando posiciones encontradas entre diversas personas presentes es la necesidad de (o no) de crear un colegio profesional en la Región de Murcia. La postura de Rafael Fresneda es mantener una asociación en la Comunidad Autónoma, que luche por la profesión, pero no un colegio. Entre otras cuestiones, el Director del Archivo General cree que con ello se dejaría fuera de la profesión a quienes, trabajando en archivos, no han estudiado Documentación y proceden de Historia. El motivo es que la ley de colegios profesionales de la Región vincula el colegio a una única titulación. Alicia Seller, que ha participado en la mesa anterior y es Presidenta del Colegio Oficial de Bibliotecarios y Documentalistas de la Comunidad Valenciana, discrepaba con él, a pesar de que en la propia Comunidad Valenciana tuvieron problemas para incluir la profesión archivística y, finalmente, quedaron fuera del colegio. 
  • Finalmente, creo que hay un pesimismo generalizado y renuncia a la lucha, a la exigencia de oposiciones en condiciones adecuadas y (re)conocimiento. Es evidente que las asociaciones no han hecho todo lo que se debería, pero los profesionales tampoco. Ni Anabad ni Index Murcia se mantienen por sí solas, necesitan gente dispuesta a trabajar y a reivindicar, a luchar por un colegio profesional que, con más fuerza, reivindique el papel del profesional de la información, en el sector público y privado.
Algunos documentos sobre el tema:
  • Hernández-Sánchez, H., Gómez-Hernández, J.-A., & Merlo-Vega, J.-A. (2014). Los profesionales de la información en España, tres años después. Anuario ThinkEPI, 8(0), 39-44.
  • Martín González, Y., Travieso Rodríguez, C., Ríos Hilario, A. B., Hernández Olivera, L., & Caro Castro. (2014). La inserción profesional de los graduados en Información y Documentación: el caso de la Universidad de Salamanca. BiD: textos universitaris de biblioteconomia i documentació32, 1-11.
  • Martínez Comeche, J. A., Carpallo Bautista, A., Burgos Bordonau, E., & Francisco OImos, J. M. de (2015). La demanda de profesionales de la información y documentación en España: Análisis de las denominaciones de las ofertas de trabajo y de las tareas y competencias profesionales que involucran. Revista General de Información y Documentación, 25(1), 175-190. http://doi.org/10.5209/rev_RGID.2015.v25.n1.48984
  • Moreiro-González, J.-A., Azcárate Aguilar-Amat, P., Marzal García-Quismondo, M. A., Tejada Artigas, C. M., & Vergueiro, W. (2008). Desarrollo profesional y opinión sobre la formación recibida de los titulados universitarios en información y documentación de las universidades públicas de Madrid (2000-2005). El profesional de la información, 17(3), 261-272.
  • Oliva Marañón, C. (2012). Competencias y formación universitaria del documentalista en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES): estudio de su adecuación al entorno laboral. Investigación bibliotecológica, 26(58), 15-45.
  • Ortiz-Repiso, V., Calzada-Prado, J., & Aportela-Rodríguez, I. M. (2013). ¿Qué está pasando con los
  •  estudios universitarios de biblioteconomía y documentación en España? El Profesional de la Información, 22(6), 505-514.
  • Tejada Artigas, C. M. (2009). Competencias profesionales y formación universitaria en información y documentación. Educación y biblioteca, 21(170), 83-87.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Bibliografía para entender qué es una #ontología a partir de la idea de #tesauro

Varias personas de las áreas de Biblioteconomía, Documentación y Archivística me han dicho que les cuesta entender qué es una ontología. También pasé por eso. Una forma de definirla, más allá de las varias definiciones que existen, es a través de sus partes y, en el fondo, no son tan distintas de las de un tesauro, que ya nos suena más.
Numerosos autores han trabajado en esta línea, aclarando el concepto e buscando paralelismos con los tesauros. De ellos, para mi, el más claro es el trabajo de Torres et al. (2008) y su Comparativa entre los elementos de un tesauro y de una ontología. Aquí, las cuatro referencias que más he utilizado:
  1. Codina, L., & Pedraza-Jiménez, R. (2015, March 30). Taxonomías y Ontologías: Qué son y cómo se aplican a Medios de Comunicación. Recuperado de http://www.lluiscodina.com/taxonomias-ontologias/
  2. Codina, L., & Pedraza-Jiménez, R. (2011). Tesauros y ontologías en sistemas de información documental. El Profesional de La Informacion, 20(5), 555–563. Recuperado de http://www.elprofesionaldelainformacion.com/contenidos/2011/septiembre/10.pdf
  3. Pedraza-Jiménez, R., Codina, L., & Rovira, C. (2007). Web semántica y ontologías en el procesamiento de la información documental. El Profesional de la Información, 16(6), 569–578. Recuperado de http://repositori.upf.edu/handle/10230/13141
  4. Torres, A. G., Lora, A. P., & López, D. P. (2008). Reutilización de tesauros: el documentalista frente al reto de la web semántica. El profesional de la información, 17(1), 8–21. Recuperado de http://recyt.fecyt.es/index.php/EPI/article/viewFile/epi.2008.ene.02/21624
Además, hace un tiempo que, con el Manual de Horridge (2011) escribí otro post, Creación de ontologías con Protégé: conceptos básicos, que utilizaba esta referencia, que también puede ser de ayuda, en el que utilicé esta otra referencia: